La catedral de San Giles, en Edimburgo, Escocia, fue la sede de la primera misa de despedida en presencia de los restos de la difunta reina de Inglaterra, Isabel II.
Ayer, el féretro salió del Palacio de Holyrood acompañado por los cuatro hijos de Isabel II, Carlos, el nuevo rey, Ana, Andrés y Eduardo.
Miles de personas se congregaron en los costados de las calles para ver el paso del cortejo.
La multitud interrumpió el silencio para expresar la frase “Dios salve a la reina”.
Dentro de la catedral escocesa, el ataúd portaba el estandarte real de Escocia.
Ahí, el duque de Hamilton, Alexander Douglas-Hamilton, colocó la corona correspondiente a este territorio en señal de respeto. Esta corona se exhibe habitualmente en el Castillo de Edimburgo.
La misa contó con la presencia de la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, quien leyó un pasaje de la Biblia.
La Compañía Real de Arqueros, guardaespaldas de los monarcas en Escocia, veló el ataúd.
La vigilia concluirá hoy con el traslado del féretro a Londres, con destino al Palacio de Buckingham.
El miércoles comenzará un nuevo cortejo hacia Westminster, escenario de la principal capilla.
El funeral de Estado está previsto para el próximo lunes.
Para cerrar el acto, se escuchó el himno británico, ahora adaptado en homenaje al nuevo rey. Tras eso, la familia real abandonó la catedral.
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