La suspensión de labores de los trabajadores del Poder Judicial de la Federación, que inició el 19 de agosto, se fraguó y pactó desde un mes antes de su arranque.
Sin el apoyo de la dirigencia sindical, a la que incluso acusan de haber intentado boicotear el movimiento, los trabajadores decidieron desde julio que no había otra alternativa más que dejar de laborar.
Los detonantes fueron los foros de la reforma que consideraron una simulación tras anunciarse que esta se aprobaría en agosto; los dichos del Presidente de que no había marcha atrás; y la ausencia de una dirección clara en el liderazgo del Poder Judicial Federal sobre la estrategia para frenar la iniciativa.
Agencias