El Gobierno federal de Estados Unidos cerró a medianoche de este martes. Este cierre, el primero desde 2019, se produjo porque el Congreso no logró aprobar a tiempo la legislación de gasto necesaria para financiar las operaciones del Estado. La principal causa del estancamiento es la disputa entre republicanos y demócratas sobre el aumento de los subsidios de Obamacare. Ambos partidos se niegan a ceder y no quieren asumir la responsabilidad del cierre.
Esta situación genera una gran incertidumbre, ya que no se sabe cuánto tiempo durará la paralización de gran parte del aparato estatal. La Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca ya ha instruido a las agencias para que se preparen para despidos masivos de empleados.
¿Qué Significa un Cierre del Gobierno?
Un cierre (o shutdown) ocurre cuando el Congreso no aprueba las leyes de gasto, dejando a las agencias federales sin la autorización necesaria para operar. Esto obliga al Gobierno a suspender gran parte de sus servicios hasta que se llegue a un acuerdo.
El impacto más directo es sobre los empleados federales:
- Muchos son enviados a casa sin paga (un proceso conocido como furlough o licencia temporal).
- Otros deben seguir trabajando sin cobrar (personal “esencial”) hasta que el Congreso apruebe los fondos.
Cada agencia debe activar planes de contingencia para definir qué servicios son críticos y deben continuar (como defensa, seguridad nacional o pagos de beneficios del Seguro Social) y cuáles se suspenden (como ciertos trámites administrativos, parques nacionales o museos).
Impacto en la Vida Cotidiana
Los efectos de un cierre van más allá de los empleados federales y afectan la vida diaria. En cierres anteriores, se han visto:
- Cierres de parques nacionales y museos.
- Suspensión de inspecciones de alimentos y audiencias de inmigración.
- Retrasos en préstamos federales para pequeñas empresas y compradores de vivienda.
- Incluso servicios esenciales, como el control aéreo, pueden verse afectados si los trabajadores dejan de presentarse, causando retrasos en aeropuertos.
Un Fenómeno Recurrente
El sistema presupuestario de EE. UU. exige que el Congreso apruebe la financiación cada año (que comienza en octubre), lo que hace que estas negociaciones al límite sean constantes. A diferencia de otros países, en EE. UU. la falta de acuerdo implica automáticamente la suspensión de operaciones.
Desde 1976, ha habido 20 interrupciones de financiamiento, aunque solo cuatro han sido “cierres reales” (de más de un día laboral). Los cierres más largos fueron el de 26 días en 1995-1996, el de 16 días en 2013 (por el Obamacare) y el más largo de la historia, de 35 días, en 2018-2019 (por la disputa del muro fronterizo), el cual ya causó importantes paralizaciones en servicios.
Este ciclo se repite porque el diseño institucional de EE. UU. obliga a negociar acuerdos con fechas de caducidad. Las profundas diferencias partidistas (demócratas y republicanos) sobre temas como el gasto en defensa o subsidios de salud impiden los consensos rápidos, manteniendo el riesgo de cierre latente de forma continua.