Un terremoto de magnitud 6,9 golpeó el centro de Filipinas, específicamente la densamente poblada provincia de Cebú, poco antes de las 10:00 p. m. del martes, causando el colapso de edificios y un número considerable de víctimas.
Las autoridades confirmaron la muerte de al menos 69 personas y más de 150 heridos tras el sismo, al que le siguieron múltiples réplicas. La mayoría de los fallecidos se registraron en el distrito de Bogo, Cebú, con once de ellos en el municipio de San Remigio, incluyendo un niño, un miembro de la Oficina de Protección contra Incendios, y un equipo de personas que jugaba baloncesto en un complejo deportivo derrumbado.
El Consejo Nacional de Gestión de Desastres reportó que al menos 22 infraestructuras sufrieron daños, y que tres puentes y una carretera quedaron intransitables, complicando las labores de ayuda. La gobernadora de Cebú ordenó el envío inmediato de suministros y equipos de rescate, mientras que la provincia de Cotabato del Sur también se ofreció a enviar apoyo médico y socorro.
Obstáculos en el Rescate y Urgencia de Ayuda
Los trabajos de rescate se han visto severamente dificultados por las continuas lluvias torrenciales y la infraestructura dañada. El vicealcalde de San Remigio lamentó que el bloqueo de los puentes está impidiendo el acceso a las comunidades afectadas, donde hay una escasez crítica de agua, alimentos y refugio, además de persistentes cortes de electricidad. La ciudad planea declarar un “estado de calamidad” para movilizar recursos.
Una residente de Cebú describió el pánico como “el fin del mundo” mientras su casa temblaba violentamente.
Como precaución, las autoridades anunciaron que las escuelas y edificios gubernamentales en Cebú permanecerían cerrados el miércoles para permitir la inspección de los daños. Varias iglesias en la archidiócesis de Cebú también sufrieron graves afectaciones y fueron cerradas hasta ser evaluadas. Inicialmente se emitió una alerta de “pequeña perturbación del nivel del mar” (tsunami), pero fue cancelada al no materializarse el peligro.
El informe concluye recordando que los terremotos son habituales en Filipinas debido a su ubicación en el “Anillo de Fuego” del Pacífico.