MÉXICO.- El compositor e intérprete José María Napoleón, ahora llamado por sus seguidores “El poeta de la canción”, llegó anoche al Auditorio Nacional para ofrecer un concierto confeccionado con los temas que le han granjeado fama a lo largo de los 50 años que suma su carrera artística.
Su hijo, del mismo nombre, y heredero de su voz, le abrió la noche con un par de temas. Entusiasta, comentó que tras 15 años de espera este viernes 22 de febrero sale a la venta, por fin, su disco de estudio. “Será el mejor día de mi vida; 12 temas que seguramente les encantarán”, dijo y prometió el joven cantante.
Aunque su participación gustó evidentemente al público, y éste lo despidió con una ovación que vibró sincera, en los casi 10 mil rostros que colmaron el recinto se leía el ansia por escuchar al padre, quien tras breve intro músico-coral apareció en el escenario.
Como siempre, vestido en color negro. “De vez en vez” inició el recital que se columpió entre el romanticismo, el revés que a veces sufre el corazón y las baladas risueñas. Le siguió “Corazón”, y el ambiente comenzó a tomar forma. El ensamble de cuerdas, percusiones y alientos de metal musicalizó enseguida “Amor de habitación”, un clásico.
“Muchas gracias. Es un día especial y afortunado. Yo no encuentro todavía las palabras para agradecer a Dios y a la vida lo bondadosos que son ustedes; lo agradezco de corazón a cada uno de ustedes”, dijo con emoción y con un par de lágrimas indiscretas que pujaban por salir de sus ojos. “Atrévete” y “Deja” hicieron avanzar el concierto.
“Después de tanto”, tema que desde los albores de su carrera lo mantiene vigente en el gusto del público, llenó la atmósfera del Auditorio Nacional que para entonces comenzaba a ser un hervidero de emociones que afloraron en hombres y mujeres.
“Recordar a Juan Gabriel es recordar a un amigo. No puedo evitar una profunda tristeza. Él se adelantó y yo sigo aquí, con todos ustedes; esta canción la canté con él, aquí en este mismo escenario”, dijo, y elevó la voz con “Amiga mía”.
Tras ese paréntesis, José María Napoleón volvió al ánimo festivo para beneplácito del público. Cerró el segmento con “Celos”. Algunas de las anteriores canciones forman parte de su reciente disco “El poeta de la canción”. De esa producción interpretó “Ven dame un beso”, que escribió con dedicatoria a su hija que está muy lejos de aquí. Es un tema lindo, reflejo de un profundo amor paternal.
“Eres” fue una monumental interpretación coral. No era para menos, pues se trata de una canción icónica de José María Napoleón desde hace al menos tres décadas. Hasta ahí el concierto. Agradeció la noche y se marchó. Regresó con “Vive”, su himno, su más ondeante bandera. Todos la cantaron de pie. Todos quedaron contentos.
Con información de: Excelsior