La noche del domingo, después de la derrota de América ante Cruz Azul, el semblante de Santiago Solari lucía un poquito más serio. El entrenador de las Águilas reflexionaba sobre el descalabro de su equipo, apuntaba a lo exigente de los calendarios y también lamentaba los errores que se habían tenido en los últimos encuentros, sobre todo a nivel defensivo.
Y es que, al margen de que son torneos diferentes, América vivió un escenario nuevo, pues en lo que va de la era de Santiago Solari, el cuadro de Coapa no había encadenado dos derrotas seguidas, dos tropiezos que pueden llegar a tener secuelas anímicas, por lo que han significado cada una, más la Concachampions que privó al equipo de ir a un torneo internacional.
En los últimos 180 minutos que el club ha estado en el campo ha generado dudas, el romanticismo que había con Santiago Solari encontró una pausa y el aficionado se sentó a reflexionar también, porque no le gustó (sobre todo) la actuación del jueves en Monterrey, donde el equipo careció de capacidad de respuesta. Y ante Cruz Azul se perdió un duelo de orgullo otra vez por errores propios.
Eso es lo que más le cala al aficionado, que es el propio equipo el que le abre la puerta a los rivales.
El desplome de la zaga Un punto a trabajar de cara a la liguilla es la concentración en defensa, si bien la zaga azulcrema se había levantado como una de las mejores en el semestre ha habido tres momentos en los que ha mostrado flaqueza.
El primero fue en el juego de la Jornada 9 contra Toluca, el equipo de Solari ya era líder del torneo y en las 8 jornadas previas (720 minutos) solo había recibido tres goles y mantenía su condición de invicto. Pero en el infierno pasó una noche de terror.
A punta de cabezazos los Diablos castigaron a la defensa amarilla, en 60 minutos recibieron la misma cantidad de goles que llevaban en todo el semestre, se acabó el invicto del equipo, pero mantenía el liderato.
Milenio