CIUDAD DE MÉXICO.- Quería quitarse el regusto agridulce con el que se fue de México, por eso Óscar Ustari volvió con el Pachuca en el 2020, “tenía ganas de demostrar que podía triunfar, una sed de revancha por lo mal que se portó el Atlas conmigo” .
Habrá que acotar aquí la primera parte de la historia. Una noche de noviembre de 2017 en la que no hacía tanto frío en Jalisco, un dolor, sin embargo, heló a todos los que testificaron la escena.
Te puede interesar: Fue ‘Canelo’-Golovkin III capricho de DAZN
Óscar Ustari, por entonces portero del Atlas, despejó desde su área y el hueso rotuliano se le dislocó. Una protuberancia saltó en su rodilla izquierda mientras gritaba desesperado por atención médica, roto en llanto.
Encima de él apareció un halo de zozobra porque dejaría de jugar futbol por casi 6 meses. De pronto todo se vino abajo.
La vida había tumbado a Ustari, “ahora entiendo que son cosas que Dios quiere que pasen, lo tomo con naturalidad. Tuve mucha fuerza de voluntad para levantarme, empecé de cero porque los clubes dejaron de llamarme”.
Con lo que no contaba Ustari era con la felonía del Atlas. Se recuperó cerca del final del siguiente torneo cuando el equipo estaba otra vez mal y era dirigido por el interino Gerardo Espinoza.
La directiva, encabezada por Gustavo Guzmán, no le permitió volver al primer equipo y empezaba otra faena, la más dura de su trayectoria como profesional.
“Lo de Atlas fue lo más difícil que me pasó. Viví manoseo y falta de respeto, se aprovecharon de la situación. Pasaron cosas malas como no dejarme ni jugar con la Sub 20 y no llevarme ni a la banca con el primer equipo aun estando recuperado”.
La justificación de la directiva de no llevarlo a la banca fue que preferían hiciera la pretemporada en óptimas condiciones y le prometieron ampliarle el contrato a dos años, situación que no sucedió.
“Un miércoles me hablan para decirme que el viernes renuevo contrato y cuando llega el día, me presentó en el club y me reciben con la noticia de que no entro en planes. No se manejaron bien conmigo y no podía hacer nada”.
Ustari se volvió a romper en añicos tras este episodio.
Estuvo casi un año sin jugar, “sin recibir llamadas de trabajo”, relata con un golpe de recuerdo que pasa como en cámara lenta.
Se fue a Uruguay con el Liverpool de Montevideo porque le llamo Paulo Pezzolono y ahí fue campeón. El futbol es un engranaje, hoy estás y mañana no y viceversa. Tiene carambolas de sortilegio.
Pezzolano tomó el proyecto del Pachuca y de inmediato recordó a su portero. Así que el regreso de Óscar Ustari se dio entre un cúmulo de recuerdos desordenados. Justo es decir que, en ese año que estuvo en Uruguay, el Atlas dejó de pertenecer a los dueños que lo echaron y fue comprado por Alejandro Irraragorri para dar un giro al modo de trabajo que prevalecía en un club que necesitaba cambiar su historia.
“Cuando en 2015 mi representante me dijo que había posibilidad de jugar en México, ni pregunté, tomé el avión y firmé en Atlas. Desde esa vez he querido triunfar en un país en el que me quiero quedar a vivir. Han pasado muchas cosas y mi deseo de jugar una final se me concedió por fin , me siento representado por mis compañeros y por una institución tan grande como Pachuca”.
Hoy Ustari es el portero del Pachuca que busca ser campeón, el chico del barrio de Avellaneda que debutó con Independiente a los 19 años y que recuerda a Pachuca, “verlo por televisión en su campeonato de la Sudamericana. Vi también al Cruz Azul del 2001 en Libertadores y desde esa época me daban ganas de jugar en México, por la gente y por las canchas”, cuenta.
CUANDO MESSI CONOCIO AL ATLAS POR ÓSCAR USTARI
Construyó con Lio Messi una amistad antes de cumplir los 20 años. Fue cuando compartieron vestidor en el Mundial de Países Bajos de la especialidad en 2005.
“A Lio lo conocí en 2004 aunque después hicimos amistad en el Sudamericano y luego coronamos el trabajo con la Copa del Mundo Sub 20. Él era el único del grupo que jugaba en Europa, entonces de alguna manera, al ser ya un chico que estaba en el Barcelona, en la mejor liga era nuestro comodín o, para decirlo mejor, nuestra estrella”.
Años después, en un asado de Messi de fin de año en 2017, Ustari estuvo en su casa en Rosario y le llevó una camiseta del Atlas como regalo. “Para mí era grandioso decirle que estaba en México jugando y le di un presente de mi equipo, igual a Maxi Rodríguez”.
EN EL ATLAS NO CONOCEN LA PRESIÓN
La experiencia de la final pasada caló en el Atlas y sus jugadores, una vez que han recorrido ese camino, no sienten presión alguna.
El defensor Martín Nervo se refirió al tema mental en el equipo y disuadió cualquier problemática que tenga que ver con un ambiente tenso por jugar la final.
“La verdad no tenemos presión, al contrario, disfrutamos el momento y de lo que hacemos. Jugamos otra final bien merecida, tenemos que seguir como estamos, esa es la fortaleza de este grupo”.
El argentino identificó la unión de grupo como la pieza angular para repetir en la final del futbol mexicano, “fue lo que nos llevó a jugar esta segunda final, entonces tenemos que seguir igual pase lo que pase, debemos estar unidos hasta el final como lo hicimos hace poco”.
Apelando a la lógica, entiende que estos partidos definitivos tienen dos matices. El ganador se lleva lo absoluto y el perdedor es condenado al olvido, por ende, expresó que tienen intenciones de repetir título.
“Queremos seguir haciendo lo que nos gusta, crecer lo más que se pueda, seguir dándole campeonatos a la institución, la verdad estamos muy tranquilos, sabemos que tenemos un rival muy digno en frente”.
El torneo pasado, el Atlas venció en la final al León y con ello terminaron 70 años de fracasos y penas. Ahora el rival es el Pachuca, que tiene antecedentes ganadores.
“Pachuca tiene buenos jugadores y un gran cuerpo técnico, entonces tenemos que estar tranquilos y afrontar la final como afrontamos la final del torneo pasado”, afirmó Nervo.
Ante la nueva realidad, el argentino dijo que se siente feliz por pertenecer al Atlas.
Agencias.