EAGLE PASS, Texas.- El depósito en una calle muy transitada entre talleres de reparación de autos y tiendas pasa casi inadvertido.
Adentro, cientos de migrantes comen, cargan sus teléfonos, se bañan y usan los baños. En cuestión de horas, un guardia los escoltará a un descampado cruzando la calle donde abordarán autobuses que los llevarán desde Eagle Pass hasta el Aeropuerto Internacional de San Antonio por 40 dólares.
La Patrulla Fronteriza de Estados Unidos libera hasta mil migrantes diariamente a través de Mission: Border Hope, una organización sin fines de lucro surgida en una iglesia que en abril se trasladó al depósito. El traslado fue en respuesta a una creciente práctica del gobierno de Joe Biden de liberar migrantes bajo palabra, sobre todo los que no están sujetos a normas de la pandemia que les impiden pedir asilo.
La Patrulla Fronteriza liberó bajo palabra a más de 207 mil migrantes que ingresaron ilegalmente desde México entre agosto del 2021 y mayo del 2022, incluidos 51 mil 132 en mayo, lo que representa un aumento del 28 por ciento respecto a abril, según documentos judiciales. En los siete meses previos había liberado a sólo 11 migrantes.
La libertad bajo palabra evita que los migrantes sean deportados durante cierto tiempo, pero no ofrece otros beneficios.
Te puede interesar: Hay 3,200 casos de viruela del mono en el mundo, reporta OMS
Por ley, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) puede liberar a los migrantes bajo palabra “por razones humanitarias” o porque su liberación representa “un beneficio público significativo”. Una vez liberados bajo palabra, los migrantes tienen un año para solicitar asilo.
La Patrulla Fronteriza apeló a este recurso porque no tiene espacio para alojar a tantos migrantes, según documentos legales. Se trata de un giro poco publicitado respecto a las políticas seguidas por los predecesores de Biden, Donald Trump y Barack Obama.
Cuando no se pudieron procesar las presentaciones de los migrantes ante un juez lo suficientemente rápido el año pasado, miles de ellos fueron retenidos debajo de un puente en el Valle del Río Grande en Texas. En el 2019, las celdas estaban tan colmadas que algunos migrantes se pararon en inodoros.
A los migrantes liberados en el depósito se les dice que se presenten ante las autoridades inmigratorias del sitio donde vayan dentro de dos meses. Deben llevar un aparato que permite monitorear sus movimientos.
Este trato contrasta con el de muchos otros migrantes que son expulsados del país sin que se les dé la oportunidad de pedir asilo al amparo del Título 42, una norma que usó el gobierno de Trump para impedir los pedidos de asilo por razones de salud pública, para evitar la propagación de Covid-19. Un juez federal dispuso hace poco que la norma siguiera en efecto a pesar de las objeciones del Gobierno.
Agencias