En una conferencia de prensa en Florida, Trump dijo que “la presidencia le fue arrebatada a Joe Biden” por un grupo de demócratas que incluye a Barack Obama, Nancy Pelosi y Kamala Harris.

Por lo que cuenta el expresidente Donald Trump, acaba de quedar con el corazón roto por todo lo que le ha pasado al pobre presidente Joe Biden estas últimas semanas.

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“Le quitaron la presidencia a Joe Biden”, dijo Trump en una conferencia de prensa en Mar-a-Lago, su club privado y residencia en Palm Beach, Florida, el jueves por la tarde. “No soy su fan, como probablemente se habrán dado cuenta. Tuvo un debate duro. Pero eso no significa que se le haga a un lado así como así”.

Han pasado 18 días desde que el 46º presidente fue apartado por su propio partido, y el 45º aún no lo ha superado. Trump se angustió por Biden, contando una historia de traición perpetrada contra este por el expresidente Barack Obama, la expresidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y, sobre todo, la vicepresidenta Kamala Harris.

Recordó cómo Harris había atacado a Biden en un debate de las primarias demócratas en 2019: “Ella fue despreciable al llamarlo racista y el bus escolar y todas esas distintas cosas”. Trump dijo que Biden había cometido un grave error al elegirla como su compañera de fórmula.

“Por alguna razón, y sé que él lo lamenta —ustedes también—, la eligió a ella”, dijo Trump. “Y ella también se puso en contra de él. Ella estaba trabajando con la gente que lo quería fuera”. (Tras 27 minutos de abandonar la carrera, Biden apoyó la candidatura de Harris a la presidencia).

No había el habitual regocijo malicioso en la voz de Trump cuando relató el drama. Dijo a los periodistas que Biden estaba tratando de “poner buena cara”, pero que su salida de la carrera fue “bastante grave” y “bastante horrible”.

“Odio tener que defenderlo”, dijo Trump, “pero él no quería irse. Él quería ver si podía ganar”.

Este repentino derroche de simpatía por un hombre al que recientemente llamó “un viejo y destartalado montón de basura” fue algo sorprendente.

Tal vez hubiera algo de proyección en juego: ¿la consternación que Trump expresó por su antiguo oponente era en realidad consternación por la difícil situación en la que él se encuentra ahora?

Todo le iba muy bien hasta que Biden decidió retirarse. Ahora, Trump se enfrenta a una contrincante más enérgica, quien ha borrado su ventaja en la recaudación de fondos y quien puede competir con él en su métrica más sagrada: el tamaño de la multitud.

En realidad, parecía que era Trump quien intentaba “poner buena cara” cuando dijo: “Nos dieron a Joe Biden y ahora nos dan a otra. Y creo, francamente, que preferiría presentarme contra esa otra”.

Y, sin embargo, hace solo dos días, Trump se preguntaba en voz alta en las redes sociales si habría alguna posibilidad de que Biden se colara en la Convención Nacional Demócrata de Chicago a finales de mes para intentar “recuperar la nominación, empezando por retarme a otro DEBATE”.

Lo curioso de la aparente incapacidad de Trump para adaptarse a su nueva realidad política es que él y sus partidarios predijeron antes que nadie que Biden sería sustituido por otro demócrata en algún momento. “No puedo creer que vaya a ser el candidato”, dijo Trump en una entrevista el año pasado. Sus partidarios no parecían sorprendidos cuando la clase dirigente demócrata empezó a gritar que Biden debía abandonar la carrera.

En algunos momentos del jueves, las reflexiones de Trump sobre cómo Biden se sintió obligado a renunciar al poder parecían una ventana abierta al pensamiento del propio Trump. La idea de que el expresidente renunciara voluntariamente a una posición de poder parece extraña.

¿Hablaba por experiencia cuando dijo que Biden “no estaba contento con ninguna de las personas que le dijeron: ‘Tienes que irte’”?

“Es un hombre muy enojado ahora mismo”, dijo Trump. “Se los puedo asegurar”.

Agencias.