En 2021, murieron diez mil personas por catástrofes naturales, revelaron la Universidad de las Naciones Unidas y el Instituto de Medio Ambiente y Seguridad Humana (UNU-EHS, por sus siglas en inglés).
Además, los desastres tuvieron un costo de más de 280 mil millones de dólares a nivel global.
La segunda edición 2021/2022 del informe Riesgos de Desastres Interconectados, que hoy presenta la UNU-EHS en Bonn, Alemania y del cual Excélsior tiene copia, analiza 10 desastres ocurridos en prácticamente todos los continentes del planeta, con afectaciones en países desarrollados, en desarrollo y pobres.
Esos 10 desastres son la ola de calor en la Columbia Británica; el terremoto de Haití; el huracán Ida así como las inundaciones de Lagos, Nigeria.
También destacan los incendios en el Mediterráneo; la inseguridad alimentaria en el sur de Madagascar; la sequía en Taiwán; la erupción del volcán Tonga; la vaquita marina en extinción y los elefantes errantes en Asia.
”Elegimos estos que son diversos, que no es tan obvio que están conectados, es más interesante. Tratamos de tener una mayor representación. No importa en dónde estés en el mundo, estos 10 desastres están relacionados”, dijo a este diario Jack O’Connor, científico de la Universidad de Naciones Unidas, y uno de los autores del estudio.
Estos fueron seleccionados por el impacto ocasionado y porque podrían haberse evitado o reducido sus consecuencias significativamente de haberse implementado medidas de gestión del riesgo y de prevención, como los sistemas de alerta temprana, así como soluciones para cada caso.
Además, la amenaza y devastación de los ecosistemas ocasionados por las actividades humanas también deben tomarse como desastres catastróficos al expulsar de sus hábitats a diversas especies, o en el extremo, llevarlas al límite de la extinción, cuyos costos reales son difíciles de calcular, indicó el reporte.
Entre las causas raíz de estos destacan la deforestación, la urbanización y la crisis climática.
”Cuando vemos récords de incendios, es un desastre grave. Lo estamos viendo año con año. Mientras estos desastres ocurran más y más cada vez tenemos menos tiempo para que ocurra el siguiente. Lo que debemos alertar es que cada vez ocurren más seguido”, agregó el experto ambientalista.
”Cada uno de los desastres señala cosas que no fueron hechas correctamente o pudieron haberse hecho de una mejor manera. Es posible identificar las fallas y ver qué se pudo haber hecho mejor para que no vuelva a pasar en el futuro”, afirmó el científico ambientalista.
En agosto de 2021, 14 elefantes recorrieron la provincia de Yunnan, en el suroeste de China.
El caso se convirtió en una de las diez catástrofes que figuran en el reporte.
”En el caso de los elefantes lo elegimos en términos de perdida de vida, daño y fallos en el manejo por parte de autoridades, pero también por el contacto entre animales y seres humanos. Aunque los elefantes no generaron un gran daño, pone en relieve que puede haber un riesgo en el estrecho contacto entre personas y animales, y es algo que debe preocuparnos”, explicó O’ Connor.
Destaca además la extinción inminente de la vaquita marina.
”Es un caso clave, por la inefectividad del gobierno en encontrar una solución efectiva”, destacó.
”En este caso, hay una demanda nacional por ciertos productos que lleva a prácticas destructivas. Y en Lagos, Nigeria, vemos inundaciones cada vez más fuertes cada año, donde identificamos, por ejemplo, más demanda de arena para la construcción. Son negocios muy rentables que a veces implican actividades ilícitas o que no están reguladas por los gobiernos”, dijo.
SOLUCIONES INTERCONECTADAS
Los investigadores que participaron en el informe señalaron que, así como los desastres se interconectan, también lo hacen las soluciones.
”En estos sistemas globalizados, las decisiones que tomes en tu país o tu comunidad, el impacto no se detiene en tu región”, explicó Jack O’Connor.
Un tipo de solución para prevenir o reducir varios riesgos de desastres diferentes es mejorar los sistemas de alerta temprana, lo cual, por ejemplo, habría reducido las muertes en la ola de calor de la Columbia Británica o las inundaciones en Lagos.
Un punto que destaca este segundo informe es que para la solución de los desastres es fundamental la innovación y la inversión, así como hacer cambios profundos en las sociedades con la participación del sector privado, los distintos niveles de gobierno y las personas.
Otra solución es fomentar el consumo sostenible para reducir la presión sobre los ecosistemas para preservar los valiosos recursos alimentarios e hídricos, así como proteger especies animales.
Podemos cambiar las cosas que comemos, buscar un consumo sustentable de las cosas que consumimos, de dónde vienen, de qué están hechas, qué tan sustentables son.
”A veces es difícil elegir la opción sustentable, pero esa opción puede hacer la diferencia”, subrayó el experto.