Había andado mucho Eva Espejo en ese camino de tierra y llano. Junto a su madre hizo el Camino de Santiago, desde los Pirineos a Compostela. Ahí al llegar a la piedra del milagro, sólto su epifanía: “Santiago, si eres tan milagroso, concédeme el deseo que tengo por el futbol”, contó en Apuntes de Rabona. Era el 2016.
A los pocos meses, mientras Eva Espejo, maestra normalista, daba unas clases, le llamó Marco Garcés, director deportivo del Pachuca, para ofrecerle el equipo femenil. Su respuesta fue no. Había miedo y confusión dentro de Eva.
Al final, algo la empujó hacía su destino y empezó a dirigir, cinco años después se ha convertido en la primera mujer en ser campeona en el futbol mexicano femenil desde el banquillo.
En su camino hacia la trascendencia, Eva Espejo se forjó en la Escuela Nacional de Directores Técnicos en el 2004. Diversos personajes la guiaron. Mario Hernández Lash, por ejemplo, exfutbolista y directivo, la acompañó en su trayecto.
Eran una o dos mujeres las que iniciaron el curso y noté que Eva era comprometida, aplicada y tenía muchos planes a futuro. Tenía claro su objetivo y hoy es la primera mujer en conseguir un título, estoy muy contento por ella”.
Hernández Lash conoció el crecimiento de Eva Espejo mientras compartieron aula, pues detectó su capacidad para absorber conceptos tácticos. “Obtuvo experiencia desde que se tituló, trabajó en el Endit, posteriormente, fue a Pachuca, donde estuvo varios años y ahora emigró al Monterrey. Era una chava a la que le gustaba la táctica, tuvo maestros que le enseñaron y cobijaron además de enseñarle conceptos siendo ella muy meticulosa en los entrenamientos”.
EVA, A SOL Y SOMBRA
La literatura ha estado ligada a Eva Espejo. Autores como Eduardo Galeano le ayudaron a desarrollar el hábito de la actualización y el estudio.
Agencias