Funcionarios de Estados Unidos que visitaron Haití durante dos días pidieron disculpas al pueblo haitiano por el trato a los migrantes en la frontera sur estadunidense.
Más de 30 mil migrantes, en su mayoría haitianos, acamparon bajo un puente en la frontera entre México y Texas.
Algunos de ellos fueron objeto de maltrato de parte de agentes de la policía fronteriza a caballo cuando cruzaban el río Grande, generando críticas del propio Biden, quien prometió que los uniformados “pagarían” por su comportamiento, que calificó de “escandaloso”.
Citando una regulación sanitaria debido a la pandemia de covid, Estados Unidos inició una deportación masiva de migrantes con más de 60 vuelos a la capital, Puerto Príncipe, y a Cabo Haitiano, la segunda ciudad del país.
Desde el 19 de septiembre, más de 5 mil 500 haitianos, incluyendo cientos de niños, fueron deportados a su país, sumido en una profunda crisis, tanto política como económica y de seguridad.
La atribulada nación caribeña está inmersa en una lucha por el poder desde el asesinato del presidente Jovenel Moise el 7 de julio en su residencia privada.
Los comandos acusados de haber cometido el magnicidio fueron reclutados por una empresa con sede en Florida, y Estados Unidos aseguró a Haití su total apoyo para identificar y juzgar a los patrocinadores y perpetradores.
Ante la lentitud de la justicia haitiana, que carece de recursos y es considerada corrupta, muchas organizaciones de la sociedad civil reclaman la creación de un tribunal internacional para juzgar el caso, algo que Nichols no quiso abordar.
Agencias