#Matamoros Un general con temple, con toda una férrea carrera militar, en un acto inesperado rompió el protocolo en plena ceremonia que enarbola una de las más altas consignas castrenses, el respeto al lábaro patrio.
¿Por qué rompió el protocolo el general?
Nadie lo pudo haber pensado, que la figura de mayor rango en esa explanada sucumbiera a lo que todo militar aspira, motivar en el corazón de las nuevas generaciones ese amor a nuestra patria.
Y es que dentro del acto conmemorativo, decenas de pequeños llegaron al octavo regimiento para recibir de manos de las autoridades su nueva bandera tricolor; entre ellos resaltaba la mirada curiosa y vibrante de Juan Carlos, un pequeñito de tercer grado de preescolar.
Como todos los protocolos, este llevó su tiempo, que a los ojos de los pequeños parece eterno. Ahí Juan Carlos, un niño con la condición del autismo, inquieto pero respetuoso, sintió que era demasiado tiempo sin ver a su mamá y, sin medir lo que “debía hacer”, salió en su búsqueda, dirigiéndose al presídium para preguntar por ella.
Tal fue la situación y desconsuelo por no encontrar a su mamá que sus ojitos vivaces la buscaban en la respuesta del general. Al recibir la negativa, regresó a donde estaba su maestra y sus compañeros en formación y, para su sorpresa, su mamá ya estaba ahí, lo que le hizo exclamar desde lo más profundo de su corazón: “Mamá, qué feliz estoy de verte”, logrando arrancar un suspiro del corazón de los presentes.
Es ahí donde el general rompe el protocolo y se desplaza del presídium hacia el lugar donde se encuentra Juan Carlos, para en un noble acto invitarlo a pasar al frente, lo cual aceptó con felicidad y, tomado de la mano del general, presidió el resto de la ceremonia.
Los presentes vivimos este tierno momento, pero sobre todo acuñamos en el corazón la emotividad con la que se vivió y nos preguntamos ahora: ¿y por qué no romper el protocolo? Cuando te encuentras en la posibilidad de inspirar y devolver la sonrisa a la vida, que te regala un guiño tan especial.
Gracias, General Luis Victoria Corte, por romper el protocolo y gracias a los papás de Juan Carlos por regalarnos esta oportunidad al llevarlo a sus actividades extraescolares.
Tener la condición del autismo NO limita a ningún niño a recibir cariño, atención, educación, inclusión y, por supuesto, amor a la patria.
Por Nannette Sedas del Ángel