La belleza de Johnny Depp fue un recurso a favor para ganar

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Ciudad De México.- Sabemos, por supuesto, que los hombres pueden ser bellos, pero raras veces reconocemos, y mucho menos analizamos, la poderosa influencia que ejerce la belleza masculina.

Ese poder fue un elemento crucial, y sin embargo, singularmente no reconocido, en el juicio por difamación de Johnny Depp contra Amber Heard, que concluyó este mes.

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Depp, al igual que muchas megaestrellas de Hollywood, durante mucho tiempo se ha beneficiado de su notable atractivo físico, que claramente jugó un papel en el apoyo que recibió en las redes sociales durante el juicio (algo de lo que es difícil imaginar que el jurado no aislado no se haya dado cuenta).

Pero Depp no es el típico actor estadounidense guapo. Es “un hombre que aún tiene la reputación de ser uno de los hombres más bellos en Hollywood”, como escribió Katie Edwards en The Independent.

Cuentas en Instagram y Twitter dedicadas al juicio acumularon decenas de miles de seguidores y con regularidad subían cientos de fotos de acercamiento del actor.

Una página en Instagram, depp_perfection, tenía casi 40 mil seguidores. Otra cuenta, johnny.deep.fan, tenía más de 30 mil seguidores y el lema “él es como un sueño”.

Es difícil determinar el origen de cuentas como estas dos (si es que podrían estar vinculadas con la defensa y los equipos de relaciones públicas de Depp), pero parece claro que para muchos fans del actor, su atractivo físico ofrecía una manifestación externa de valor interior.

En Twitter, cientos de cuentas, muchas con nombres que incluyen frases como “Se Hizo Justicia para Johnny Depp” (con más de 41 mil seguidores) se enfocaron en la belleza física de Depp, asegurándonos, por ejemplo, que Depp es “igual de hermoso en la vida real”, o llamándolo un “rey” o un “dios”.

Es inusual ver la belleza masculina inspirando tales conclusiones morales. Son normalmente las mujeres cuya apariencia es desmenuzada en partes innumerables para ser evaluada o adornada (ojos, labios, piel, cabello).

Son principalmente las mujeres cuya belleza es escudriñada constantemente en busca de señales de deterioro o errores percibidos, atribuidos a la edad, el aumento de peso, cuidados inadecuados (o incluso excesivos) u otros crímenes potenciales.

Metafóricamente, las mujeres ocupan el ámbito de los rostros y los cuerpos. Los hombres presuntamente habitan el ámbito de las ideas y la acción.

Así que, de acuerdo con la creencia popular, al enfocarnos en la belleza de un hombre (en lugar de en su virilidad, por ejemplo), o usarla para juzgar su carácter, nos arriesgamos a castrarlo, privándolo de su valor interior, su espíritu, su fuerza o sus logros. Por lo tanto, evitamos mencionar mucho la belleza masculina.

Depp resulta ser una excepción a esta regla. A su mediana edad, aún posee una belleza facial inusual y cautivadora. Es una belleza que supera la guapura convencional y, especialmente en su juventud, incursionó en un territorio algo felino e incluso femenino: un rostro simétrico con ojos grandes y obscuros con forma de almendra; una nariz pequeña como si estuviera esculpida; los pómulos más elevados y bien marcados que se pueda imaginar; y cabello ondulado y abundante.

Incluso los fans a los que Depp ya no les parecía la gran belleza que alguna vez fue pudieron evocar fácilmente imágenes del actor de más joven. Ese rostro digno de acercamientos ayudó a convertir a Depp en una estrella y ha sido fuertemente ensalzado durante décadas.

“Tienes que entender, Johnny Depp en 1989, (era) tan hermoso”, declaró la actriz Jennifer Grey en el programa de entrevistas de Drew Barrymore. “Es casi inhumano”, añadió Grey, quien estuvo brevemente comprometida con él.

Considere también los papeles emblemáticos por los que se volvió famoso Depp, creados para cintas dirigidas por Tim Burton, su colaborador de muchos años: El Joven Manos de Tijera, Willy Wonka en Charlie y la Fábrica de Chocolate, Ichabod Crane en La Leyenda del Jinete Sin Cabeza, Sweeney Todd y el Sombrerero Loco en Alicia en el País de las Maravillas.

Más tarde, por supuesto, recibiría gran aclamación y riqueza por su papel como el Capitán Jack Sparrow, de la saga de Piratas del Caribe.

Estos personajes caricaturescos son papeles cargados de maquillaje que requieren una elaborada transformación cosmética (anillos de delineador negro, sombra de ojos, pelucas en colores disparatados, lápiz labial, sombreros de copa) que generan una atención excepcional a la cara que está debajo.

Para soportar todo este escrutinio, un actor necesita una belleza facial, expresividad y delicadeza cinemática poco comunes. Y aún más complicado, necesita lucir bien al llevar puesto todo este maquillaje mientras que, al mismo tiempo, sigue siendo un galán.

Eso es todo un reto, al exigir una especie de flexibilidad de género, pero no demasiada.

Depp tiene un rostro así, y también sabe cómo usarlo. En el estrado logró mostrar un placer visible en su propio atractivo, mientras que, al mismo tiempo, expresaba justo la autoironía suficiente para impedir acusaciones de petulancia o vanidad.

Fortaleciendo aún más la cualidad de su atractivo fue el testimonio solidario de una ex novia, la supermodelo de los 90, Kate Moss.

Moss describió a Depp como una pareja amable y cariñosa, disipando el rumor persistente de que alguna vez la había empujado por unas escaleras. El que esta mujer, famosa durante décadas como un icono casi mudo de belleza excepcional, rompiera su silencio para apoyar (y luchar por exonerar) a Depp, sólo pulió el brillo de celebridad que el actor había estado cultivando en los tribunales, reforzando el vínculo implícito entre una extraordinaria belleza externa e impecabilidad moral.

Parece que el nivel de belleza masculina de Depp representa un curioso “factor X”, una cualidad casi mágica que deja de lado incluso suposiciones de género de mucho tiempo: en un concurso entre un varón de mayor edad y rico y una mujer más pequeña y menos poderosa, la belleza puede ayudar a hacer que ese hombre luzca más joven, más débil y más vulnerable, convirtiéndolo en una víctima indefensa de la presunta agresión física de la mujer (aún en vista de la evidencia presentada por los abogados de Heard que alegaban lo contrario).

Todo sin privar al hombre de su otro privilegio masculino más convencional.

Heard también es hermosa, pero su apariencia, aunque muy comentada, le sirvió de poco en la corte de la opinión pública. Por el contrario, la belleza de Heard a menudo fue usada en su contra, al presentarse como prueba de su capacidad para engañar.

A pesar de los argumentos de sus abogados de que fue víctima de abuso físico a manos de Depp, acompañados de fotos de moretones, declaraciones de testigos y fallos a su favor en un tribunal británico, la actriz fue percibida como la agresora, una mujer fatal cuya fachada atractiva ocultaba una maldad repulsiva.

Agencias Reforma.

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