Llenan inauguración paralímpica de ritmo y emoción

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TOKIO.- Un aeropuerto, un lugar de encuentro, diversidad e inclusión y donde prácticamente todos son indispensables para su operación, es el mejor lugar para representar lo que significa el movimiento paralímpico y por ello fue recreado para la inauguración de los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 la mañana de este martes.

Bajo el concepto de un para aeropuerto, sitio donde convergen culturas, colores, idiomas y demás, y donde el viento es básico para emprender el vuelo libre, Japón recibió a las 163 delegaciones paralímpicas que en total aglutinan a más de 4 mil deportistas para competir hasta el próximo 5 de septiembre.

Un pequeño e incompleto avión, encarnado por una niña en silla de ruedas, tiene miedo a volar porque le falta un ala. Decide irse de las “pistas” y se encuentra con otros “vehículos aéreos” que no solo no la ignoran, sino que le ayudan a comprender que tiene la capacidad para volar y es entonces cuando su fuerza interior la impulsa a emprender el vuelo demostrando que todos tienen alas, grandes o pequeñas, para poder hacerlo. Ese es el mensaje de inclusión y esperanza de la apertura de los Paralímpicos.

Como lo fue el equipo de refugiados que encabezó el desfile de delegaciones y aunque ningún deportista de Afganistán pudo viajar a la capital japonesa debido a la situación política en ese país, la bandera afgana ingresó al Estadio Olímpico de Tokio 2020 en quinto lugar de manos de un voluntario como símbolo de reconocimiento por parte del Comité Paralímpico Internacional (CPI).

Conforme al abecedario japonés, México desfiló en el lugar 142, y fue una de las delegaciones más efusivas, junto con las de Venezuela, Estados Unidos y Francia.

Al igual que en la apertura de los Olímpicos el 23 de julio pasado, no hubo público en las gradas por la pandemia por Covid-19 pues en los últimos días se ha registrado un repunte de contagios en todo Japón.

La paratenista en silla de ruedas Yui Kamiji; el jugador de boccia, Shunsuke Uchida, y la paralevantadora de pesas Karin Morisaki fueron los encargados de encender el pebetero paralímpico en el que fue el tercer y último relevo dentro del estadio olímpico de Tokio.

Un grupo de medallistas paralímpicos japoneses que podía caminar fue el primero, seguido de tres personas de servicio médico, entre ellas una enfermera, que ha ayudado durante la pandemia de Covid-19 en Japón.

Agencia Reforma

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