Los vetan de refugio temporal; crisis fronteriza

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Ciudad Acuña/ Hoy se cumplen 72 horas de la instalación del nuevo albergue de los migrantes haitianos en Ciudad Acuña, Coahuila, y la tensión en los rostros de ellas y ellos ha comenzado a desaparecer.

Ayer, fueron a la iglesia, jugaron fútbol, niñas y niños corrían sin parar dentro del refugio, cantaban con las congregaciones que llevaban servicios religiosos.

Ahora pueden caminar por cualquier punto de Ciudad Acuña sin ninguna restricción, excepto en el parque ecológico Braulio Fernández, donde hasta el viernes pasado estaba el campamento de personas haitianas, a solo unos pasos de un afluente del Río Bravo que hace frontera con Del Río Texas.

El secretario del Ayuntamiento de Ciudad Acuña hablo sobre esta disposición y puntualizó que todo ciudadano en situación migratoria irregular no puede estar asentado en la zona del parque.

En este sentido se espera que en los siguientes días se instale una oficina de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) para atender las necesidades migratorias de cada una de las y los haitianos en el campamento.

Ayer, acudió personal sin uniforme de dependencia alguna que hacía un censo preguntando a los migrantes si querían regresar a Tapachula, acceso sur en el territorio mexicano, quedarse en Ciudad Acuña o ir a algún otro punto donde tuvieran familiares, también les preguntaban si tenían algún trámite en proceso ante la Comar.

Se les preguntó cuál es su situación migratoria y cuál sería su deseo, ¿quedarse en Ciudad Acuña?, ¿regresar a Tapachula? ¿Regresar a Haití?

Sin embargo, las personas que hacían el censo no quisieron identificar la dependencia a la que pertenecían.

El secretario del Ayuntamiento confirmó que era personal del Instituto Nacional de Migración.

Durante el día llegaron migrantes que se encontraban en otros puntos de la ciudad, aumentando así la población, que el viernes pasado estaba censada en 230 personas (130 hombres, 52 mujeres y 48 niñas y niños).

“Un pastor me convenció”

Los migrantes empiezan a notarse más relajados luego de la confusión que les causó el jueves la presencia policiaca, el corte de la soga en el Río Bravo y luego el viernes la comisión que llegó para convencerlos de mudarse de ubicación.

Ilfrid era uno de los migrantes que desconfiaban de las autoridades, le pidió al secretario del Ayuntamiento de Ciudad Acuña que se identificara, pues no llevaba credencial.

Ahora es uno de los migrantes que sirve de interlocutor entre las autoridades y sus compañeros.

Ilfrid ya no piensa ahora en llegar a Estados Unidos, quiere conseguir un papel para trabajar en México y darle un mejor futuro a su bebé de 10 meses.

A más tardar, mañana está prevista la llegada de funcionarios de Comar al campamento para empezar la revisión de la situación migratoria de todos en el campamento.

Excélsior

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