Algunos mexicanos terminaron por montar camellos en el desierto de Qatar, pues el domingo 4 de diciembre era el tan esperado, quinto partido.
“Ya nos da igual quién gane”, contó, resignado, Octavio Salgado, quien aprovechó la tristeza para pasear en su último día pisando tierras mundialistas, que ir al Francia-Polonia.
Octavio, vendió a 250 dólares sus boletos, sin poder sacarles ventaja o un peso extra, pero aún así logró reunir el dinero suficiente para los souvenirs y el tour, que le costó alrededor de mil pesos.
En el desierto, Octavio y su esposa, María Elena Bonilla, encontraron a otros mexicanos, quienes al llegar a Qatar habían reservado el 4 de diciembre para apoyar al Tricolor en las gradas del Estadio Al Thumama.
“Regresamos en la noche y precisamente agarramos ese vuelo pensando en ver el juego de México y después salir corriendo al aeropuerto, pero no es lo mismo celebrar con orgullo los goles de México a ver un Francia-Polonia, por más que sea campeón del mundo y esté Lewandowski”, dijo.
“Preferimos pasar nuestras últimas horas en Qatar yendo a visitar otros centros comerciales y aprovechar para conocer lo poco que nos faltó de la ciudad”, remató Octavio.
Agencia.