La Navidad está cerca y a Diana de Gales sólo le emociona la convivencia con sus hijos, Guillermo y Enrique, pues sus obligaciones con la Familia Real le provocan escozor, lo mismo que la presencia de su esposo, el Príncipe Carlos.
En el filme Spencer, que se estrena este jueves, el cineasta chileno Pablo Larraín se acerca al mítico personaje de la fallecida Lady Di, en sus momentos álgidos con el heredero, ya que en aquel diciembre de 1991 ya era innegable el romance que tenía con Camilla Parker Bowles.
“Abordar a una persona tan conocida, tan querida, tan venerada por muchos, y que ya no está, no me parece una afrenta porque se hizo de la manera más profesional. Al contrario, es un recordatorio de lo atribulada que se puede sentir una figura pública sólo porque personas externas se sienten con el derecho de juzgar lo que no viven y no saben”, argumenta Kristen Stewart sobre el rol estelar que lleva en este largometraje.
La actriz californiana, a quien los críticos le vaticinan nominaciones al Óscar, BAFTA y SAG Awards, hizo especial énfasis en los desniveles emocionales a los que se sometió la Princesa al intentar dar una imagen perfecta.
Escrita por Steven Knight, esta biopic imaginaria, recreada en situaciones ficticias tomadas de relatos variados alrededor de Diana, y cuyo apellido de soltera era Spencer, lleva al espectador a las narraciones de personajes de impacto social que han seducido previamente a Larraín, como Jackie (2016), sobre Jacqueline Kennedy Onassis, y Neruda (2016), sobre el poeta chileno.
Diana de Gales, la muñeca de oro de la realeza inglesa y objeto del deseo de la sociedad de los 90, es retratada como una monarca sin corona, como la amada líder del pueblo. Esconde sus inseguridades y su coraje.
“Vi todas las entrevistas posibles con ella que me encontré en YouTube, aprecié sus gesticulaciones, su hablar, su entonación, su pronunciación. Pero en lo que más me fijé era en sus expresiones, no siempre efusiva.
“Nos metimos en un personaje que te acerca a sus enojos y a sus alegrías. Una mujer que lo dio todo por sus hijos y que era querida, mas no comprendida. Creo que el punto central es mostrarla vulnerable. La querían perfecta, pero era vulnerable”, detalla Stewart, otrora estrella de la saga Crepúsculo.
Alrededor de sus encuentros con el personal de Sandringham House, en la campiña, y flanqueada ocasionalmente por el escudero mayor Alistair Gregory (Timothy Spall), Diana tiene confrontaciones con Carlos (Jack Farthing), el jefe de cocina Darren McGrady (Sean Harris) y su amiga, la tocadora real, Maggie (Sally Hawkins).
La actriz no puede pasar por alto uno de los momentos centrales de la película, que quedó inmortalizada en el cartel oficial promocional. Diana está desplomada, de espaldas, hundida en la tristeza y al borde del llanto, ataviada con el fastuoso vestido Chanel Haute Couture confeccionado en organza, blanco con beige y con detalles dorados.
“Es una escena desgarradora, con un bellísimo entorno y un tristísimo contexto. Te muestra la urgencia de vivir sin estar presente y aceptar lo que no puede cambiar”, relató Stewart, en el marco de la presentación de la película en el Festival de Cine Internacional de Toronto.
Al pasar Navidad, y mostrar a una Reina Isabel II (Stella Gonet) sólo como observadora, Diana continúa teniendo dudas y miedos, frustraciones y enojos que la llevan a pasar de largo en momentos de alto protocolo y etiqueta, sin contar las escenas retrospectivas hacia un pasado imaginario que le recuerda todo lo Spencer que es.
“Y decide poner fin a su matrimonio y estremece a toda la familia”, concluye Stewart.
Agencias