Inicia el torneo en México y sobre él gira satelitalmente el coronavirus. Un deja vú del 2020 cuando la pandemia orilló al futbol a ponerse en guardia.
Éste año sin embargo, hay poco margen de maniobra. Decidido en Asamblea de Dueños que no se detendrá el espectáculo bajo ninguna razón, el calendario comienza a tambalearse por que los brotes de covid se regsitran de nueva cuenta y la reprogramación de partidos convierte en un galimatías los siguientes meses de competencia.
El reglamento de sanidad de la Liga MX establece que se harán controles internos cada 7 a 10 días en los equipos que deberán reportar la cantidad de contagios que tengan. En caso de que se presenten de 7 a 9, el juego se reprogramará en la misma jornada.
Sin embargo, la Liga mantiene sus vertientes y dependiendo del caso, presentará su propio cuerpo médico 72 horas antes de un partido de aquel equipo que pida reprogramar por brote de contagios.
De esa manera, la Liga con sus propias pruebas determinará si en efecto, algún club tiene 10 o más jugadores con coronavirus, el juego se cambie para fechas posteriores, como sucedió en los albores del torneo con el Santos contra Tigres. Lo único que se ha pedido es que los partidos que se modifiquen de fecha se jueguen con no más de 20 días de diferencia con respecto a la inicial.
La liga trata de imponer sus candados para evitar que el torneo se le escape de control, pues se tienen que sumar a las jornadas del torneo local, el Mundial de clubes, Fechas FIFA, partidos amistosos del Tri, Copa de Campeones de Concacaf, eliminatoria y por supuesto el Mundial.
El torneo que empieza hoy deberá culminar el 29 de mayo y el subsecuente, el Apertura, empezará el 1 de julio y acabará el 6 de noviembre, una quincena antes de la Copa del Mundo en Qatar.
La Liga se reunió con los equipos y solicitó que manejen a criterio a sus empleados para evitar más olas de contagio, así como restringir los accesos a prensa.
Excélsior