Una serie surcoreana emitida en Netflix sobre una abogada autista con un alto coeficiente intelectual ha provocado un debate en Corea del Sur, donde las personas con autismo dicen sentirse “invisibles”.
Durante más de un mes, “Woo, una abogada extraordinaria” fue la serie de habla no inglesa más vista de la plataforma de streaming Netflix, siguiendo los pasos de otro fenómeno surcoreano, “El juego del calamar”.
La serie, de 16 capítulos, sigue el recorrido de una abogada primeriza cuyo autismo le ayuda a encontrar soluciones brillantes a rompecabezas jurídicos, pero que al mismo tiempo, la deja en situaciones de aislamiento social.
La emotiva serie desencadenó un debate sobre el autismo, ya que la letrada, extremadamente inteligente, muestra también signos visibles de trastorno, como la ecolalia, que consiste en la repetición precisa de palabras o frases, a menudo fuera de contexto.
De hecho, la actriz principal, Park Eun-bin, de 29 años, dudó en aceptar el papel, consciente de la influencia que podía tener la serie en la percepción de las personas autistas.
“Sentí que tenía una responsabilidad moral como actriz”, asegura a AFP. “Sabía [que la serie] iba tener inevitablemente una influencia en las personas autistas y sus familias”, explica.
Algunas de estas familias tacharon la serie de “fantasía” y consideraron que su personaje principal no era nada creíble.
Lee Dong-ju, la madre de un niño autista, explicó a un medio local que para muchas personas con trastornos del espectro autista, alcanzar el éxito como lo hace Woo sería como “un niño que ganara una medalla olímpica en ciclismo sin haber aprendido aún a caminar”.
Aunque Me Woo es, sin duda, “un personaje de ficción creado para conseguir el máximo efecto dramático”, su historia es, en realidad, más real de lo que muchos surcoreanos creen, observa la profesora de psiquiatría Kim Eui-jung, del hospital Mokdong de la Universidad Ewha Womans.
Cerca de un tercio de las personas con trastorno del espectro autista tienen una inteligencia media o superior a la media, agrega. Además, pueden no presentar características visibles de autismo o incluso no saber que las tienen.
Es lo que le pasó a Lee Da-bin, cuyo diagnóstico solo llegó después de haber abandonado la escuela y haber ido al psiquiatra por una depresión.
“Las personas no reconocen por nada las formas ligeras de autismo”, explica.
“Tengo la impresión de haberme vuelto invisible”, añade.
Lee comparte muchos puntos en común con el personaje de la serie, incluido la hipersensibilidad o la excelencia académica. También creció sabiendo que era diferente y reprochándose no ser capaz de integrarse.
“Pasé mi vida entera pensando que era una persona rara (…) y que era mi culpa si no podía acercarme a los otros”, señala.
“La sensibilización del público al autismo de alto nivel y su comprensión están muy limitados en Corea del Sur”, analiza Kim Hee-jin, profesora de psiquiatría en el hospital universitario Chung-Ang de Seúl.
Para el público general, el autismo es “un trastorno que implica una grave deficiencia intelectual”, lo que contribuye a la falta de diagnóstico, observa.
Pero un seguimiento a una edad temprana puede ayudar a las personas con autismo a evitar “sentirse culpables por las dificultades que encuentran (…) por ejemplo para hacer y mantener amistades”.
Lee Da-bin cree que si hubiera sido diagnosticada antes, habría sufrido menos. Desde entonces, retomó los estudios con el objetivo de iniciar una carrera médica.
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