Después de varios intentos fallidos, el cohete gigante Starship de SpaceX (diseñado para llevar humanos a Marte) tuvo un éxito rotundo en su décimo vuelo de prueba. Por primera vez, el cohete logró alcanzar el espacio y regresar a la Tierra, cumpliendo todos los objetivos de la misión.
Este éxito es un gran alivio para SpaceX y la NASA, ya que la agencia espacial planea usar Starship para llevar a sus astronautas a la Luna en los próximos años. Aunque el proyecto tenía retrasos, este vuelo demuestra que el programa está de vuelta en el camino correcto.
El vuelo no fue perfecto; uno de los 33 motores del cohete propulsor se apagó, y la nave sufrió daños durante el reingreso a la atmósfera. Sin embargo, el cohete logró compensar la falla y amerizar según lo planeado en el Océano Índico.
El enfoque de SpaceX y sus implicaciones
A diferencia de la NASA, que busca anticipar todos los problemas antes de una prueba, SpaceX usa una filosofía de “romper y reparar” que, aunque puede llevar a más fallos, les permite aprender y avanzar más rápido.
Este éxito podría silenciar a los críticos que cuestionaban la ingeniería del proyecto y le da a SpaceX la oportunidad de ponerse al día. Sin embargo, para cumplir sus metas (como la misión lunar Artemis III en 2028 o la llegada a Marte), la compañía aún debe resolver retos técnicos, como el reabastecimiento de combustible en órbita y aumentar la frecuencia de sus lanzamientos.
La carrera espacial con China
A pesar del logro de SpaceX, el experto Todd Harrison señala que existe una posibilidad de que China se adelante a Estados Unidos en el regreso a la Luna, ya que su programa espacial avanza de forma constante. Aunque esto sería un golpe psicológico, Harrison considera que no sería el “fin del mundo” para la NASA.
Para que SpaceX cumpla con los plazos de la NASA, es crucial que los próximos vuelos de prueba ocurran cada pocas semanas. Si hay demoras de dos o tres meses, el proyecto Artemis III podría sufrir nuevos retrasos.
Agencias.