Se calcula que en Tamaulipas más de 6 mil personas desaparecieron dos veces. Son los muertos sin nombre que yacen en fosas comunes en espera de ser identificados.
Son los difuntos que no tuvieron una sepultura digna, restos que se perdieron en el anonimato, mientras en el estado más de 16 mil hombres y mujeres son buscados por sus familiares, que anhelan encontrarlos con vida.
Y es que de acuerdo con datos oficiales, hasta finales de 2020 se tenía un registro de 3 mil 788 cadáveres sin identificar en el estado, pero según estimaciones de grupos y colectivos, con la cifra negra y los eventos violentos de este año se puede estar llegando a los 6 mil.
En la “Memoria de una Doble Desaparición”, esa asociación analizó la problemática forense que arrastra la entidad y en donde señala que se han apilado cuerpos en diversos espacios, institucionales unos, clandestinos otros.
Se estima que el 25% corresponde a población migrante.
En su trabajo de investigación, Redetam expone que, entre 2006 y 2020 la autoridad dice haber identificado 635 cuerpos pero no han sido reclamados, sin embargo cuestiona bajo qué procedimiento, porque en los primeros diez años no se contaba con la suficiente capacidad para hacerlo.
El documento en mención subraya que debe haber dignidad y respeto a las víctimas, una identificación inmediata y permanente, de manera que sea fácilmente localizado por su familia y conservar el caso abierto.
Menciona que muchas de las personas en fosas comunes, fueron víctimas de la violencia y ahora también de las malas prácticas institucionales.
Por ello, Redetam llevó a cabo esta labor de investigación y plasmó sus resultados en un reporte inédito cuya narrativa está basada en víctimas.
Milenio