The Smashing Pumpkins disfrutan locura de México

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CIUDAD DE MÉXICO.- Se culpa a la nostalgia de no dar paso al progreso. ¿Es pru­dente dejar atrás la década de 1990? Tres mil 500 per­sonas reunidas en la primera de cuatro fechas agotadas en el Teatro Metropólitan para el show de The Smashing Pumpkins no lo creen.

Pudo pasar una déca­da desde la última visita del grupo a la CDMX, en la Arena Ciudad de México con el dis­co Oceania, pero la rabia y esa irónica manera de ser felices por medio de la oscuridad líri­ca de Billy Corgan, el vocalista y guitarrista, sigue intacta.

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Ese espíritu de inconfor­midad es para siempre. Re­vivir buena parte del álbum Siamese Dream, a un año de celebrar su 30 aniversario, fue un regalo adelantado, que no sólo emana de la voz de Billy, sino de la guitarra y ba­tería de James Iha y Jimmy Chamberlin, los dos fundado­res del grupo ausente en la úl­tima visita al país.

La única ausente, en el bajo, D’arcy Wretzky. Jack Bates, el hijo de Peter Hook, toma su lugar. Y no por eso Cherub Rock, Quiet o Silver­fuck perdieron poder, al con­trario. Desde el estrobo, el headbanging del público, la estática transgresión de los músicos, la humedad, todo jugó a favor para entrar a un multiverso en cada fan.

Corgan moría de calor. No podía con su enorme túnica bordada, pero no se la qui­tó. Prefirió agitarse un poco de viento con la palma de su mano, tomar agua, caminar, moverse lento y charlar con James. “Te dije que los de Mé­xico estaban locos, ¿no?”.

No cualquier país tiene cuatro fechas agotadas el día que los boletos están a la ven­ta. The Smashing Pumpkins divide su carrera en las os­curas letras de Gish y Siame­se Dream, y el pop totalmente depresivo, al fin grungeros, de Mellon Collie and the Infini­te Sadness, Adore; y su parte electrónica, Cyr.

La noche transcurrió por entre esas tres vertientes, uni­das por la melancolía presente de Corgan, cuya anatomía ha mostrado mejoría en com­paración con tiempos don­de el sobrepeso lo convirtió en objeto de burlas. Le apo­daron Belly Corgan. Y cayó en pensamientos suicidas, los mismos que lo llevaron a componer Today, en 1993.

Mellon Collie se hizo pre­sente con 1979, Tonight, Toni­ght; Zero, Bullet With Butterfly Wings, Adore, con Ava Adore.

En casi dos horas y media de show sólo dejaron fuera Perfect. Sin embargo, esta au­sencia fue muy bien pagada con la bella interpretación de Disarm.PUBLICIDAD

En fechas posteriores, qui­zá, la banda agregue Perfect, Mayonaise, Luna, cualquier cantidad de canciones que puedan celebrar al país que mejor acoge su oscuridad. Terminaron con Silverfuck.

Agencias.

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