Donald Trump ha sorprendido al anunciar que adoptará parte de la estrategia de prevención de drogas diseñada por Claudia Sheinbaum, presidenta de México, para incluirla en su campaña electoral. En un reciente evento, Trump expresó su agradecimiento a Sheinbaum por el enfoque innovador que, según él, podría ser clave para combatir la crisis de drogas en Estados Unidos.
La campaña de Sheinbaum, enfocada en la prevención y tratamiento del consumo de drogas, ha sido bien recibida en México por su enfoque integral, que incluye programas de rehabilitación, apoyo a las familias afectadas y la promoción de la educación en comunidades vulnerables. Trump, durante un discurso en un mitin en Florida, afirmó que esta estrategia será “fundamental” para su plan de acción en Estados Unidos y destacó la importancia de seguir el ejemplo de México en cuanto a la creación de políticas públicas preventivas.
El anuncio ha generado reacciones mixtas. Algunos analistas ven este giro como una muestra de cooperación internacional en temas de salud, mientras que otros cuestionan la efectividad de implementar una política mexicana en el contexto estadounidense. Lo que es claro es que Trump busca capitalizar la creciente preocupación por la crisis de las drogas, al mismo tiempo que aprovecha la visibilidad de su campaña para atraer a los votantes.
Esta inesperada colaboración en temas de política pública entre dos figuras tan distantes en términos ideológicos también abre el debate sobre el futuro de las relaciones México-EE. UU. y la influencia de las políticas mexicanas en la arena internacional.