Cerca de doscientos vendedores ambulantes se congregaron en la plaza principal de Reynosa, portando pancartas para expresar su descontento, la protesta surge como respuesta al aumento del impuesto municipal, que ha pasado de 150 a 500 pesos. Este incremento recuerda la controversia que tuvo lugar durante la administración de Maki Ortiz, madre del actual alcalde Carlos Peña Ortiz, cuando se intentó implementar un impuesto similar, el cual fue rechazado por los comerciantes.
En esta ocasión, las amenazas hacia los vendedores han escalado. Inspectores les han advertido que, si no cumplen con el nuevo cobro, sus puestos podrían ser destruidos.
Algunos manifestantes han señalado que estos inspectores incluso han hecho alusiones a posibles represalias por parte de grupos del crimen organizado.
Los vendedores exigen una revisión de estas políticas fiscales, buscando un diálogo con las autoridades para encontrar una solución equitativa que no comprometa su sustento.