San Luis Potosí vive una racha de violencia nunca antes vista. En 2020, las víctimas de homicidio doloso en el estado aumentaron 48 por ciento, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Mientras en 2019, la entidad registró 494 víctimas; en 2020 cerró con 732, creció un promedio de 41 a 61 casos por mes.
La ola de violencia, que el lunes cobró la vida de Julio César Galindo Pérez, líder estatal de la Coparmex, motivó una marcha en silencio para exigir justicia y más seguridad.
“Será un aviso del crimen organizado, pero nosotros vamos a seguir adelante, no les vamos a regalar nuestro estado”, expresó ayer el senador panista Francisco Salazar, previo a la marcha en la que se pidió justica por el asesinato de Galindo.
En lo que va de 2021, la tasa de homicidios dolosos en San Luis Potosí ya rebasó las de Quintana Roo y Sinaloa, y se encuentra en décimo lugar, solo por debajo de Baja California, Colima, Chihuahua, Guanajuato, Guerrero, Michoacán, Morelos, Sonora y Zacatecas.
La entidad, antes asolada por el Cártel de Los Zetas, ahora también resiente la disputa de su territorio entre los cárteles de Sinaloa, del Golfo, del Noreste, así como de Los Talibanes y el cártel Jalisco Nueva Generación, de acuerdo con autoridades federales.
Héctor D’Argence, del Consejo Empresarial Potosino, señaló que la violencia ha modificado la vida de los potosinos, que ahora invierten en seguridad privada y en cámaras de vigilancia para casas e industrias. “También en zonas industriales hay muchos asaltos. Eran cosas que no se daban, era inédito, como hoy es inédito el asesinato de Galindo”, narró a Reforma.
Además del ataque contra el empresario Julio César Galindo, San Luis Potosí ha vivido en los últimos meses el asesinato del coordinador operativo de la Fiscalía General de la República, Guillermo Alberto Pérez Moreno, y amenazas de un cártel contra el gobernador Juan Manuel Carreras.
Agencia Reforma