Muchos de los personajes de la exitosa serie de Netflix “El juego del calamar” se basan en la vida de su director surcoreano, quien piensa que sus tema de desigualdad económica y los problemas del capitalismo moderno resonaron en espectadores de todo el mundo.
La serie del surcoreano Hwang Dong-hyuk tuvo el debut más exitoso del gigante del streaming en su lanzamiento en septiembre, captando al menos 111 millones de espectadores.
Su visión distópica presenta a cientos de personas marginales que se enfrentan en juegos infantiles tradicionales, todos los cuales Hwang jugó en su infancia en Seúl.
El ganador puede llevarse millones, pero los perdedores mueren.
Las obras de Hwang plantean visiones críticas de los problemas sociales, el poder y el sufrimiento humano, y basó varios de sus personajes, imperfectos pero cercanos, en sí mismo.
Como Sang-woo, un atribulado banquero en la serie, Hwang estudió en la elitista Universidad Nacional de Seúl, y debió luchar financieramente pese a su título.
Al igual que Gi-hun, un trabajador despedido y apostador compulsivo, Hwang fue criado por una madre viuda y su familia pobre vivía en un apartamento subterráneo similar al que aparece en la premiada película “Parásitos”, de su compatriota Bong Joon-ho.
Y una de sus primeras experiencias en el exterior lo inspiró a crear Ali, un trabajador migrante paquistaní abusado y explotado por su empleador coreano, comentó el director a AFP.
Hwang estudió periodismo y se convirtió en activista prodemocracia, y llamó al personaje principal de “El juego del Calamar” Gi-hun por un amigo de esa época.
Pero el país se volvió democrático para cuando se graduó y “no encontré respuesta a lo que debía hacer en el mundo real”.
Agencias