Las impactantes imágenes virales de Dubái sumergida bajo fuertes lluvias en abril han dejado al mundo sorprendido. Expertos en meteorología han catalogado estas precipitaciones como las más intensas en 75 años en la región, un fenómeno extraordinario para una ciudad ubicada en pleno desierto; ¿es este evento simplemente una casualidad meteorológica o es el resultado de la ingeniería climática?
Dubái, conocida por su estilo de vida lujoso y extravagante, ha adoptado soluciones innovadoras para abordar la aridez de su entorno desértico.
La ciudad rara vez experimenta precipitaciones naturales significativas, con menos de 100 mm de lluvia al año en promedio. Ante esta escasez, las autoridades han implementado métodos innovadores para generar lluvias artificiales, entre ellos, el uso de drones para la siembra de nubes.
El proceso de siembra de nubes con drones implica la dispersión de pequeñas partículas de sales, como yoduro de plata o potasio, en las nubes.
Estas sales actúan como catalizadores, facilitando la condensación del vapor de agua y la formación de gotas de lluvia dentro de las nubes. Los drones pueden dispersar estas partículas directamente desde el aire o desde generadores en tierra, lo que permite una mayor precisión en el proceso.
Una vez que se forman las gotas de lluvia, estas eventualmente se transforman en copos de nieve antes de caer al suelo en forma de lluvia. Este proceso artificial de generación de lluvia supera la capacidad natural de las nubes para producir precipitación, lo que permite a Dubái aumentar la cantidad de agua disponible en su entorno desértico.
La siembra de nubes con drones no es una práctica nueva en Dubái, pero su uso se ha intensificado en los últimos años debido a la creciente preocupación por la escasez de agua en la región.
A medida que la ciudad continúa expandiéndose y enfrentando desafíos relacionados con la disponibilidad de recursos hídricos, la innovación en la generación de lluvias se ha convertido en una herramienta crucial para garantizar un suministro sostenible de agua.
Si bien la siembra de nubes con drones ha sido criticada por algunos ambientalistas y expertos en climatología debido a sus posibles efectos secundarios, como la alteración de los patrones de precipitación naturales, las autoridades de Dubái continúan defendiendo su uso como una medida necesaria para enfrentar la escasez de agua en la región.
Víctor M. González, científico experto en meteorología, ha asegurado que esta práctica “es tan factible como mover la luna soplando desde aquí”, y ha destacado que, aunque sí que es verídico que se han intentado sembrar pequeñas nubes, todavía no ha habido ninguna evidencia de que la técnica haya funcionado.
En última instancia, el caso de Dubái destaca la importancia de la innovación y la tecnología en la búsqueda de soluciones para los desafíos ambientales, especialmente en entornos tan extremos como los desiertos. Mientras la ciudad continúe enfrentando la aridez de su entorno, es probable que la siembra de nubes con drones siga siendo una herramienta crucial en su arsenal de soluciones para garantizar su futuro sostenible.
Agencias.
