El discurso del presidente estadounidense, Joe Biden, marca un punto de inflexión en la guerra en la Franja de Gaza. Su decisión de revelar “la nueva propuesta integral de Israel” para un alto el fuegomultiplica la presión sobre Hamas y envía un mensaje a los israelíes para que apremien al Gobierno de Benjamin Netanyahu a no desmarcarse de su propio plan debido por ejemplo a la rotunda oposición de dos de los partidos de la coalición.
El que puede ser uno de los últimos cartuchos de Biden en esta dramática crisis también despierta esperanzas entre los gazatíes tras casi ocho meses de devastadora ofensiva militar y entre los familiares de las 125 personas aún en cautiverio del grupo terrorista, entre los cuales 121 fueron secuestradas en su ataque del pasado 7 de octubre.
El acuerdo de tregua depende no solo de una mayor presión de Qatar y Egipto sobre Hamas o de las posiciones en la dividida coalición israelí en un agitado ecosistema sociopolítico, sino de convencer a las partes que sirve a sus objetivos enfrentados desde el primer día de guerra: Hamas busca sobrevivir como grupo y seguir estando de alguna forma en el poder en Gaza mientras Netanyahu exige la eliminación de sus capacidades armadas y gubernamentales, como ha reiterado este sábado.
Los tres mediadores-Egipto, Qatar y EE.UU- difundieron este sábado un comunicado conjunto instando a las dos partes a alcanzar un acuerdo en base a los parámetros descritos por Biden para un acuerdo que, señala aliviará de forma inmediata “el largo sufrimiento del pueblo de Gaza así como de los rehenes y sus familias”.
La primera fase de la Hoja de Ruta -trasladada por Israel a Qatar según Biden- incluye seis semanas de alto el fuego, el repliegue militar de zonas pobladas del enclave palestino, la liberación de secuestrados vivos (mujeres, ancianos y heridos) y la entrega de cadáveres de los muertos, la vuelta de desplazados gazatíes a sus casas y un aumento de la ayuda humanitaria a 600 camiones diarios. La segunda etapa establece el fin permanente de las hostilidades, el canje de los rehenes aún con vida por centenares de presos palestinos en Israel y la retirada de toda la Franja de Gaza. La última fase permitirá la devolución del resto de cadáveres de los rehenes asesinados y la reconstrucción del enclave palestino severamente dañado por los bombardeos, operaciones terrestres y combates.
Uno de los objetivos del dramático discurso en la Casa Blanca es pedir a la comunidad internacional que presione a Hamas. “Este es un momento decisivo. Israel ha realizado una propuesta. Hamas dice que quiere una tregua y este acuerdo es una oportunidad para demostrar que es realmente lo que quieren. Hamas debe aceptar el acuerdo”, declaró Biden.
Hamas ha respondido que ve “de forma positiva” “su llamamiento a un alto el fuego permanente, la retirada de las fuerzas de ocupación de la Franja de Gaza, la reconstrucción y el intercambio de prisioneros”. Además, ha añadido que abordará de forma “constructiva cualquier propuesta basada en un alto el fuego permanente, una retirada completa, la reconstrucción, el regreso de los desplazados a todos sus lugares de residencia y un serio acuerdo de intercambio de prisioneros si la ocupación declara su compromiso explícito con ello”. De esta forma, Hamas traslada la pelota al tejado en Israel.
Biden también quiso hacer ver a los israelíes que el acuerdo es la mejor oportunidad de recuperar a los secuestrados. “Como alguien que ha estado comprometido con Israel durante toda su vida, como el único presidente estadounidense que ha ido a Israel en tiempos de guerra, como alguien que acaba de enviar a las fuerzas estadounidenses a defender directamente a Israel cuando fue atacado por Irán, les pido que den un paso atrás y piensen qué ocurrirá si se pierde este momento”, señaló, dirigiéndose a los israelíes por encima de sus líderes alertando sobre algunas de sus promesas.
“Guerra indefinida en pos de una noción no identificada de victoria total (…) hará empantanar a Israel en Gaza, profundizará el aislamiento de Israel, no traerá a los rehenes a casa, ni una derrota duradera de Hamás ni dará a Israel una seguridad duradera”, avisó Biden en alusión al lema de Netanyahu en los últimos meses al tiempo que recordó que algunos en su Gobierno no quieren acabar con la guerra ni tienen a los secuestrados como máxima prioridad.
“El primer ministro autorizó al equipo negociador a presentar una plan que logre este objetivo (secuestrados) y la posición de que la guerra no acabe hasta la consecución de los objetivos incluyendo la vuelta de secuestrados y la eliminación de las capacidades militares y gubernamentales de Hamas”, reaccionó Netanyahu el viernes por la noche para admitir que “la propuesta exacta presentada por Israel incluyendo la transición condicionada de una fase a otra, permite a Israel mantener estos principios”.
El sábado, Netanyahu ha reiterado que no aceptaría una tregua sin haber destruido las capacidades de Hamas, recuperar los secuestrados y garantizar que Gaza deje de ser una amenaza para Israel en un mensaje que no iba dirigido a Biden, sino a dos de sus socios de Gobierno, los ministros ultranacionalistas Bezalel Smotrish e Itamar Ben Gvir, vitales para su continuidad en el poder. “He hablado con el primer ministro y le aclaré que no formaré parte de un Gobierno que acepte el acuerdo propuesto y finalice la guerra sin la destrucción de Hamas y el retorno de los secuestrados”, avisó Smotrish. Su amenaza fue compartida por Ben Gvir que denuncia que la propuesta- aprobada por el gabinete de guerra de Netanyahu- constituiría una “victoria del terrorismo y un peligro para la seguridad de Israel”.
Consciente de ello y para calmar los temores en Israel, Biden aseguró que Hamas ya no tiene capacidad para “hacer otro 7-O” debido a la ofensiva y recordó que una tregua también devolvería la calma en la frontera con Líbano (Hizbulá) con la consiguiente vuelta de decenas de miles de habitantes a sus casas y abriría la puerta a la normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudi llevando al Estado judío a ser parte de “una red de seguridad regional ante la amenaza expuesta por Irán”.
El momento elegido por Biden para su intervención no es casual ya que un gran acuerdo podría evitar o retrasar la salida del partido centrista de Benny Gantz del Gobierno, prevista en unos días.
Fuente: El Mundo